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La artista fallecida la semana pasada en Miami, quedará por siempre en el recuerdo como una de las figuras más interesantes del panorama artístico nacional, donde brilló por su estilo e interpretación
“Era virtuosa, radiante y brillante, llena de luz, como corresponde a una estrella. Todavía me cuesta comprender que se ha marchado, es insustituible. Qué triste es la vida a veces. Descansa en paz María Rivas”. Estas palabras, en una voz tan autorizada y conocedora como la del músico Andy Durán, quien las expresó vía Instagram, adquieren un peso esencial al describir la carrera de la notable vocalista venezolana, fallecida hace una semana en Miami, ciudad donde vivía desde 2010, como consecuencia del cáncer que padecía desde hacía siete años.
Las redes sociales se inundaron de comentarios y manifestaciones de pesar del mismo tenor. El ingeniero José Orellan, productor musical y acucioso investigador de nuestra música popular, cuya cuenta de Instagram es de obligatoria consulta para nosotros por ser una valiosa fuente de información en este ámbito, publicó una breve semblanza, que ya hubiésemos deseado ver en las notas de prensa que aparecieron en los medios nacionales con ocasión de tan infausta noticia, la mayoría de las cuales -con muy pocas excepciones- eran ciertamente pobres y evidenciaban un escaso conocimiento de la trayectoria de esta vocalista, calificada por Orellan muy apropiadamente como “una de las divas del Jazz de Venezuela”.
Hay allí datos interesantes, que vale la pena citar, omitidos por quienes, al registrar el deceso, solo se limitaron predominantemente a destacarla como “la intérprete de Manduco y El motorizado”, dos de sus éxitos incuestionables, pero que no expresan por sí solos la carrera, ciertamente relevante, de una figura de su categoría.
He aquí la breve, pero no por ello menos enjundiosa semblanza: “María Asunción Rivas Castro, cantante, compositora, artista plástico, nace en Caracas el 26 de enero de 1960. Trabajó por años como dibujante publicitaria, pero su pasión por la música le labró el camino para convertirse en una de las más aclamadas figuras del jazz de su país. De formación autodidacta, María, además de su canto sofisticado, ejecutaba el cuatro venezolano e instrumentos de percusión.
A mediados de los años 80 se une al grupo Diva, para luego emprender en 1987 su carrera como solista. Pronto llamó la atención del maestro Aldemaro Romero, con quien alternó en innumerables ocasiones. Sus composiciones de Manduco y El motorizado le aseguraron un lugar privilegiado en las preferencias de la música popular venezolana. Grabó bajo la dirección del maestro Alberto Naranjo su álbum Muaré, un trabajo digno de analizar y estudiar como uno de los mejores en el segmento de latin jazz realizado por talento nacional. También colaboró con Naranjo en los CD Swing con Son e Imagen Latina. Su arte la llevó a girar por el Caribe, Centroamérica, EEUU, Europa y Japón.
En la ciudad de Miami, FL, el día 19 de septiembre de 2019 se extinguió la luz de una de las divas del Jazz de Venezuela. Hasta siempre María. Según nos manifestó desde esa ciudad Boris Bossio, músico, productor, abogado y uno de los amigos más cercanos de la fallecida artista, los restos de la cantante serán cremados para luego ser traídos a Venezuela, donde reposarán en su casa de San Antonio de Los Altos, de acuerdo a su última voluntad.
María Rivas, a no dudarlo, quedará siempre en el recuerdo como una de las artistas más destacadas y de mayor proyección del panorama artístico nacional.
Video Homenaje complementario, cortesia deAraya / Orta Latin Jazz Quintet Temas: «Qué te pedí» and My Funny Valentine Vía Redavinc:
Información: Aquilino José Mata |El Universal| Redavinc |
Transcripción y Embeds (Videos | Tweets): Lcdo. Carlos Romero |C.N.P. 24.081|
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